En este
artículo comparto una experiencia personal que se resume en una invitación:
supera tus miedos. Aquí encontrarás reflexiones sobre nuestros temores y
cómo encararlos.
Una
historia dramática
Estaba en mi
cuarto cuando veo pasar algo a mi oficina, no le presto mayor atención. Al cabo
de unos minutos veo que algo se mueve. ¡Era un ratón! Corría nuevamente desde
la sala a mi oficina. Me asusté tanto que sólo alcancé a cerrar la puerta del
cuarto.
Al día
siguiente hablo con la conserje y me dice que en su casa se metieron dos. A
partir de allí, mi sueño -que es profundo y completo- se interrumpió. Oía
ruidos en mi cuarto y por toda la casa. Cualquier sonido inusual me hacía
suponer que había otro roedor. Me fui inquietando más y más.
Aunque tenía
mucho trabajo, no entré a mi oficina por 3 días, me daba pánico conseguirlo.
Luego de ese tiempo dije, no puedo seguir así, debo tomar una decisión. Así que
decidí entrar al cuarto, lo hice en repetidas oportunidades. A veces sólo oía
su ruido, hasta que lo ví, era más pequeño de lo que imaginaba.
Aunque te
suene irracional, decidí hablar con el ratón, no quería matarlo porque respeto
toda vida. Así que le advertí que debía irse, le dejé una ventana abierta. Pues
el ratón hizo caso omiso por otro par de días. Decidí entonces buscar veneno.
El ratón, que fue un maestro para mi, duró 3 días más comiendo el veneno y lo
que le dejaba para atraerlo: chocolate, queso, pan. ¡Lo estaba engordando! Mi
hijo intentó atraparlo pero era muy ágil.
Finalmente decidí
que esta situación no me iba a dominar más, así que entré al cuarto, cerré la
puerta y le dije al roedor que debía irse de una u otra manera. Que ya le había
dado suficiente tiempo y que ya era hora de que se marchara. Por supuesto que
sé que los animales no entienden nuestras palabras, pero si nuestra energía. En
mis últimas palabras, había determinación, ese era mi lugar y no iba a permitir
que siguiera perturbándome. A la mañana siguiente encontré al ratoncito muerto.
Los
miedos pueden lucir irracionales
Nunca me
había visto a mi misma como temerosa, de hecho no le tengo miedo a los ratones.
Sin embargo, tal vez el hecho de que haya entrado en mi casa, mi lugar sagrado
hizo una diferencia. Y podía ver que esta sensación me sobrepasaba.
Siendo que la
única que lo veía era yo, un día le pedí a mi hijo que entrara a buscarlo.
Adolescente al fin, decidió jugarme una broma. Tomo unos pelos de nuestro perro
y los puso en su mano. Salió de la oficina y me dice: mami lo atrapé, ¡aquí
está! y me pone su mano cerca. Una parte de mí sabía que eso no podía ser
cierto, pero otra parte muy profunda e inconsciente de mí gritaba aterrada ante
lo que suponía era el animal.
¿Qué es
superar tus miedos?
Somos seres
emocionales, es decir que por nosotros pasan sentimientos. Algunos de ellos
como el amor y la alegría son cómodos para el cuerpo por tanto los aceptamos
naturalmente. Hay otros como el miedo o la rabia que no se sienten agradables.
Sin embargo también tienen un propósito.
Para mi
superar un miedo no significa que no lo sienta, es más bien que no deje que
este me detenga. En el caso de esta anécdota, el ratón no impidió que siguiera
usando ese espacio que era mío, bueno, lo logró por unos días, pero luego volví
a tomar mi poder.
La mente hace
juegos extraños, si la dejas. Cuando lo ví por primera vez, era tan rápido que
no puede ver su tamaño. Con mi imaginación y miedo creo que lo ví más grande y
atemorizante de lo que era, hasta que pude encararlo y ver su verdadera
dimensión.
Lo que quiero
decirte con esto es que superar significa enfrentar eso a lo que le tienes
miedo. Puede ser por ejemplo que adores cantar pero sientes temor de hacerlo en
público. En ese caso, superarlo es atreverte a cantar aunque al principio la
voz se quiebre un poco y sientas mariposas en el estómago.
Superar
cualquier temor en definitiva es no dejar que éste se apodere de ti, ni de tus
espacios o sueños. Es empoderarte hasta que incluso sintiendo lo que estés
sintiendo vayas detrás de lo que deseas.
Por mi relato
puedes darte cuenta que si encaras a lo que le temes, verás su justa dimensión
y también ese miedo se irá reduciendo en la medida en que lo intentas una y
otra vez.
Supera
tus miedos que una vida plena te espera.
¿Cuantas
veces evitamos intentar algo que nos gusta por temor? Así poco a poco nos vamos
limitando y nuestra vida va perdiendo todo el brillo que puede tener. Ese
brillo no viene de ser perfecto o hacer todo correctamente, si no más bien de
atrevernos a atender el llamado de nuestro corazón.
Una de mis
frases favoritas es: la felicidad es para valientes, atrévete a ir por ella.
Creo en esto firmemente. Como seres únicos que somos, nuestra felicidad no se
parece a la de otro, así que tenemos que buscar nuestro camino a esa dicha. Si
no tenemos el coraje de buscar nuestra forma y hacer lo que anhela el corazón,
esa vida plena que está dispuesta para nosotros nunca llegará. Así que ¡vamos,
inténtalo!
Nota: Para
estos y otros temas de la misma autora, también puedes visitar www.carlaacebeydesanchez.com