La vida es un conjunto de gratas experiencias, momentos bonitos y también de desafíos o pruebas. No siempre puedes elegir el momento que vas a vivir, pero definitivamente si puedes decidir qué hacer con lo que te ocurre. Si anhelas ser feliz, tengo una valiosa invitación para ti, haz las paces con tu pasado y suelta todo lo que te ha lastimado.
Tu pasado te controla si no lo sueltas.
Estas conversando tranquilamente y de pronto alguien hace un comentario. Sin siquiera darte cuenta al cabo de unos minutos estas discutiendo acaloradamente con esa persona. Estás llena(o) de rabia o dolor.
Cuando el momento pasa y revisas con más detalle lo vivido, podrías detectar dos diálogos en ti. Uno de ellos dice que ese comentario es el culpable de que te hayas disgustado tanto y que esa persona se merece lo que le dijiste. Otra parte de ti podría preguntarse de dónde salieron todas esas emociones, pues tu reacción fue desmedida. Seguro lamentas esa discusión, tal vez ese es un ser querido con quien no querías pelear.
Esta situación podría ser un ejemplo de cómo tu pasado y sus emociones te atrapan si no lo has dejado atrás. Esta persona dijo o hizo algo que detonó en ti esa reacción porque aún tienes una herida abierta. Esto es porque todo aquello que no has resuelto o cerrado, vuelve a tu vida una y otra vez. Entonces ese pasado entorpece en el presente tus relaciones y sobre todo evita eso que tanto deseas: ser feliz.
El pasado ya pasó.
Esta frase parece obvia, pero en la práctica ¿lo vives así? ¿Cuántas veces has recreado una y otra vez un momento doloroso? ¿Cuántas veces has repetido en tu mente una discusión, una traición o evento traumático? Tal vez esa experiencia pasó hace años, sin embargo, está tan presente en tu vida como si hubiese ocurrido ayer.
Parece un absurdo, pero una parte de nosotros a veces se apega a una situación dolorosa. Con frecuencia esta tan arraigada, que inconscientemente miramos el mundo a través de esa herida. O simplemente desarrollamos una identidad a partir de ese evento. Por ejemplo, una niña que tuvo que cuidar tempranamente de sus padres, puede sentir en su vida de adulta que los demás esperan que ella se ocupe. Esta mujer puede sentir el peso de cuidar de otros de la misma forma como se sintió en su niñez. Así atraemos situaciones similares, cambiando los personajes, pero repitiendo esa experiencia desagradable una y otra vez. Una traición, un trato cruel, abandono o violencia pueden seguir estando presentes, porque no hemos cerrado con en el pasado. ¿Te suena familiar?
Adicionalmente si no tienes mucha inteligencia emocional, podrías sentirte víctima de la persona o situación y pensar que ellos te hacen sentir de esa manera. No te das cuenta que ese evento ya pasó. Tal vez ese ser ni siquiera están ahora en tu vida, pero ese pasado sigue hoy influyendo en ti. Entonces, te tengo buenas noticias: tú tienes el poder de elegir qué pensar, como consecuencia qué sentir y por supuesto que también decides cómo reaccionar.
El perdón, la llave para ser feliz.
Perdonar significa que recuerdas el evento, pero ya no es una herida en ti, es decir ya no hay emoción. Por tanto, el perdón es un regalo de liberación para ti y no tiene nada que ver con la otra persona.
Cuando eliges perdonar, buscas una forma más madura de ver lo ocurrido, haciéndote responsable de la contribución que seguro tuviste sobre la situación. También buscas cual es el aprendizaje que esa experiencia tenía para ti. Por ejemplo, si alguien abusó de ti, te das cuenta que debes poner límites más claros.
El perdón te trae mucha paz, porque eliges dejar de recrear el evento en tu mente para darle lugar a nuevas experiencias. Además, cuando decides perdonar, aunque eventualmente recuerdes lo vivido, también conscientemente puedes elegir dejar atrás la vivencia, repitiéndote: esto ya pasó.
Si bien el perdón es un proceso, que puede tomar tiempo, bien vale pasar por éste para ser feliz. Si no sabes cómo hacerlo, entra a este enlace https://bit.ly/2wFnvbh que tiene un ejercicio para perdonar.
Otros tips para cerrar con ese pasado doloroso.
1.- Si decides continuar la relación con esa persona, entrena tu mente para que ésta se enfoque en lo que te gusta ella. Cuando te veas juzgándola o criticando, toma la decisión de pensar en otra cosa de ese ser. Elige aquellas cosas que te unen a la persona, no lo contrario.
2.- Habla honestamente con la persona como una forma de limpiar esa situación. Conversar con la intención de soltar puede ser muy bueno. Habla en primera persona, haciéndote responsable de tus emociones y pensamientos más que culpando a la otra persona por cómo te sientes. Si no estás lista(o) para conversar, escribe la carta de cierre que está en el artículo que ya te mencioné.
3.- Cuando recuerdes un evento que es desagradable para ti, céntrate en el presente. Pon tu atención en alguna parte de tu cuerpo o en tu respiración y repite: aquí y ahora yo estoy bien, todo está bien.
Y si realmente tienes dificultad para lograrlo sola(o), busca ayuda.
Tu pasado te controla si no lo sueltas.
Estas conversando tranquilamente y de pronto alguien hace un comentario. Sin siquiera darte cuenta al cabo de unos minutos estas discutiendo acaloradamente con esa persona. Estás llena(o) de rabia o dolor.
Cuando el momento pasa y revisas con más detalle lo vivido, podrías detectar dos diálogos en ti. Uno de ellos dice que ese comentario es el culpable de que te hayas disgustado tanto y que esa persona se merece lo que le dijiste. Otra parte de ti podría preguntarse de dónde salieron todas esas emociones, pues tu reacción fue desmedida. Seguro lamentas esa discusión, tal vez ese es un ser querido con quien no querías pelear.
Esta situación podría ser un ejemplo de cómo tu pasado y sus emociones te atrapan si no lo has dejado atrás. Esta persona dijo o hizo algo que detonó en ti esa reacción porque aún tienes una herida abierta. Esto es porque todo aquello que no has resuelto o cerrado, vuelve a tu vida una y otra vez. Entonces ese pasado entorpece en el presente tus relaciones y sobre todo evita eso que tanto deseas: ser feliz.
El pasado ya pasó.
Esta frase parece obvia, pero en la práctica ¿lo vives así? ¿Cuántas veces has recreado una y otra vez un momento doloroso? ¿Cuántas veces has repetido en tu mente una discusión, una traición o evento traumático? Tal vez esa experiencia pasó hace años, sin embargo, está tan presente en tu vida como si hubiese ocurrido ayer.
Parece un absurdo, pero una parte de nosotros a veces se apega a una situación dolorosa. Con frecuencia esta tan arraigada, que inconscientemente miramos el mundo a través de esa herida. O simplemente desarrollamos una identidad a partir de ese evento. Por ejemplo, una niña que tuvo que cuidar tempranamente de sus padres, puede sentir en su vida de adulta que los demás esperan que ella se ocupe. Esta mujer puede sentir el peso de cuidar de otros de la misma forma como se sintió en su niñez. Así atraemos situaciones similares, cambiando los personajes, pero repitiendo esa experiencia desagradable una y otra vez. Una traición, un trato cruel, abandono o violencia pueden seguir estando presentes, porque no hemos cerrado con en el pasado. ¿Te suena familiar?
Adicionalmente si no tienes mucha inteligencia emocional, podrías sentirte víctima de la persona o situación y pensar que ellos te hacen sentir de esa manera. No te das cuenta que ese evento ya pasó. Tal vez ese ser ni siquiera están ahora en tu vida, pero ese pasado sigue hoy influyendo en ti. Entonces, te tengo buenas noticias: tú tienes el poder de elegir qué pensar, como consecuencia qué sentir y por supuesto que también decides cómo reaccionar.
El perdón, la llave para ser feliz.
Perdonar significa que recuerdas el evento, pero ya no es una herida en ti, es decir ya no hay emoción. Por tanto, el perdón es un regalo de liberación para ti y no tiene nada que ver con la otra persona.
Cuando eliges perdonar, buscas una forma más madura de ver lo ocurrido, haciéndote responsable de la contribución que seguro tuviste sobre la situación. También buscas cual es el aprendizaje que esa experiencia tenía para ti. Por ejemplo, si alguien abusó de ti, te das cuenta que debes poner límites más claros.
El perdón te trae mucha paz, porque eliges dejar de recrear el evento en tu mente para darle lugar a nuevas experiencias. Además, cuando decides perdonar, aunque eventualmente recuerdes lo vivido, también conscientemente puedes elegir dejar atrás la vivencia, repitiéndote: esto ya pasó.
Si bien el perdón es un proceso, que puede tomar tiempo, bien vale pasar por éste para ser feliz. Si no sabes cómo hacerlo, entra a este enlace https://bit.ly/2wFnvbh que tiene un ejercicio para perdonar.
Otros tips para cerrar con ese pasado doloroso.
1.- Si decides continuar la relación con esa persona, entrena tu mente para que ésta se enfoque en lo que te gusta ella. Cuando te veas juzgándola o criticando, toma la decisión de pensar en otra cosa de ese ser. Elige aquellas cosas que te unen a la persona, no lo contrario.
2.- Habla honestamente con la persona como una forma de limpiar esa situación. Conversar con la intención de soltar puede ser muy bueno. Habla en primera persona, haciéndote responsable de tus emociones y pensamientos más que culpando a la otra persona por cómo te sientes. Si no estás lista(o) para conversar, escribe la carta de cierre que está en el artículo que ya te mencioné.
3.- Cuando recuerdes un evento que es desagradable para ti, céntrate en el presente. Pon tu atención en alguna parte de tu cuerpo o en tu respiración y repite: aquí y ahora yo estoy bien, todo está bien.
Y si realmente tienes dificultad para lograrlo sola(o), busca ayuda.
Nota: Para artículos sobre este y otros temas de la misma autora, también puedes visitar https://carlaacebeydesanchez.com