En lugar de querer que desaparezcan, aprovecha las crisis. Si miras hacia atrás en tu vida, los momentos en los que más has crecido son a propósito de una dificultad.
Creo que culturalmente nos han vendido una idea falsa de la felicidad. Esa idea por ejemplo de los cuentos que dice: “se casaron y fueron felices para siempre” la tenemos muy internalizada. De hecho creo que a veces nuestra inteligencia emocional es como la de un niño al reaccionar ante una situación de reto o una encrucijada. A veces por esa parte infantil, quisiéramos cerrar los ojos y que desaparezca. Nos disgustamos con la vida porque un desafío ha llegado.
Ciertamente son maravillosas y debemos disfrutar aquellas etapas en las que nos sentimos bien con nosotros. Celebrar cuando todas las áreas de nuestra vida fluyen sin dificultad y nuestras relaciones son armoniosas. Sin embargo, nos cuesta entender que la vida es un proceso orgánico. La existencia consta de procesos naturales de muerte y nacimiento (no únicamente físicos, sino ciclos). Cada una de estas etapas ocurre porque la vida misma nos lleva a la evolución.
Las crisis son la oportunidad que la vida nos da para crecer.
Creo que si bien todos los seres humanos vinimos a ser felices, también vinimos a evolucionar. Viéndolo desde ese punto de vista, entonces, un obstáculo será una situación que nos invita a aprender y ser mejores. Si no estás de acuerdo con esta idea, revisa un poco hacia atrás en tu vida. Date cuenta de las ganancias personales que has tenido producto de un momento de dificultad, tal vez eso te hizo más fuerte, más responsable, más amorosa(o). O tal vez te ha hecho valorar más las personas que están a tu lado o algunas cosas materiales. También podrías decir que por esas situaciones estás triste, guardas rencor, etc. Con todo respeto, precisamente creo que cuando los eventos dejan este tipo de huellas, es porque no se manejaron adecuadamente.
Si no te convenzo, pero por lo menos te planteo una duda, ya avanzamos. Entonces, si cuando viene una crisis, la abordamos como un momento de mirar hacia adentro y ver cuál es la lección que la vida nos quiere dar, la podremos vivir desde otra perspectiva. Es verdad que toda esta situación a veces puede venir como una ola que nos revuelca y trastoca todo lo que parecía estar en su lugar. Pero mientras más conscientes estemos de la oportunidad que tenemos, mientras más conectados y confiados estemos sobre que -a pesar de que todo luzca muy complicado- podemos con lo que nos está ocurriendo, mayor provecho podremos sacar de esta vivencia.
¿Qué hacer con nuestras emociones en momentos de crisis?
Cuando hay caos o desafíos, puede ser que nuestras emociones se encuentren a flor de piel y sintamos que vamos en una montaña rusa. En estos casos, no se trata de evadir o de fingir que no sentimos nada. Más bien se trata de tener consciencia de que somos mucho más que nuestras emociones. Por más tristeza o rabia que estemos sintiendo, esencialmente estamos bien.
La siguiente idea podría parecer descabellada. Sin embargo, si a pesar de lo duro que puede lucir el momento, somos capaces de agradecer que esto ocurre, pues sabemos que representa un regalo de la vida para nuestra evolución, entonces realmente estamos entendiendo de qué se trata todo y desarrollando maestría en la vida.
Sugerencias para atravesar una crisis:
1.- En lugar de quejarte por lo que estás viviendo, invierte ese tiempo preguntándote ¿qué tengo que aprender de esta situación?
2.- Mientras más complicada es la situación, dedica más tiempo para estar en contacto contigo. Puedes meditar, estar en silencio o quietud. En esos momentos puedes encontrar valiosas respuestas.
3.- Mantente conectado con tus emociones, no significa que dejes llevar por ellas, pero se consciente de lo que sientes.
4.- Si crees que no puedes con lo que te ocurre, intenta recurrir a recuerdos de situaciones de tu pasado, donde tenías retos y los pudiste superar.
5.- Este es el mejor momento para echar mano de la fe. Aunque no entiendas o no sepas hacia dónde vas, Dios (o como lo quieras llamar) te guía, protege y te cobija.
6.- Si el reto es muy complejo y no sabes cómo resolver la situación, pide ayuda.
Para finalizar, quisiera hacer una oración por ti. Ojalá sepas de tu fuerza interna. Encuéntrala y aférrate a ella al transitar por cualquier momento difícil que la vida te presenta.
¡Dios te bendice!
Nota: Para artículos sobre este y otros temas de la misma autora, también puedes visitar www.carlaacebeydesanchez.com
Creo que culturalmente nos han vendido una idea falsa de la felicidad. Esa idea por ejemplo de los cuentos que dice: “se casaron y fueron felices para siempre” la tenemos muy internalizada. De hecho creo que a veces nuestra inteligencia emocional es como la de un niño al reaccionar ante una situación de reto o una encrucijada. A veces por esa parte infantil, quisiéramos cerrar los ojos y que desaparezca. Nos disgustamos con la vida porque un desafío ha llegado.
Ciertamente son maravillosas y debemos disfrutar aquellas etapas en las que nos sentimos bien con nosotros. Celebrar cuando todas las áreas de nuestra vida fluyen sin dificultad y nuestras relaciones son armoniosas. Sin embargo, nos cuesta entender que la vida es un proceso orgánico. La existencia consta de procesos naturales de muerte y nacimiento (no únicamente físicos, sino ciclos). Cada una de estas etapas ocurre porque la vida misma nos lleva a la evolución.
Las crisis son la oportunidad que la vida nos da para crecer.
Creo que si bien todos los seres humanos vinimos a ser felices, también vinimos a evolucionar. Viéndolo desde ese punto de vista, entonces, un obstáculo será una situación que nos invita a aprender y ser mejores. Si no estás de acuerdo con esta idea, revisa un poco hacia atrás en tu vida. Date cuenta de las ganancias personales que has tenido producto de un momento de dificultad, tal vez eso te hizo más fuerte, más responsable, más amorosa(o). O tal vez te ha hecho valorar más las personas que están a tu lado o algunas cosas materiales. También podrías decir que por esas situaciones estás triste, guardas rencor, etc. Con todo respeto, precisamente creo que cuando los eventos dejan este tipo de huellas, es porque no se manejaron adecuadamente.
Si no te convenzo, pero por lo menos te planteo una duda, ya avanzamos. Entonces, si cuando viene una crisis, la abordamos como un momento de mirar hacia adentro y ver cuál es la lección que la vida nos quiere dar, la podremos vivir desde otra perspectiva. Es verdad que toda esta situación a veces puede venir como una ola que nos revuelca y trastoca todo lo que parecía estar en su lugar. Pero mientras más conscientes estemos de la oportunidad que tenemos, mientras más conectados y confiados estemos sobre que -a pesar de que todo luzca muy complicado- podemos con lo que nos está ocurriendo, mayor provecho podremos sacar de esta vivencia.
¿Qué hacer con nuestras emociones en momentos de crisis?
Cuando hay caos o desafíos, puede ser que nuestras emociones se encuentren a flor de piel y sintamos que vamos en una montaña rusa. En estos casos, no se trata de evadir o de fingir que no sentimos nada. Más bien se trata de tener consciencia de que somos mucho más que nuestras emociones. Por más tristeza o rabia que estemos sintiendo, esencialmente estamos bien.
La siguiente idea podría parecer descabellada. Sin embargo, si a pesar de lo duro que puede lucir el momento, somos capaces de agradecer que esto ocurre, pues sabemos que representa un regalo de la vida para nuestra evolución, entonces realmente estamos entendiendo de qué se trata todo y desarrollando maestría en la vida.
Sugerencias para atravesar una crisis:
1.- En lugar de quejarte por lo que estás viviendo, invierte ese tiempo preguntándote ¿qué tengo que aprender de esta situación?
2.- Mientras más complicada es la situación, dedica más tiempo para estar en contacto contigo. Puedes meditar, estar en silencio o quietud. En esos momentos puedes encontrar valiosas respuestas.
3.- Mantente conectado con tus emociones, no significa que dejes llevar por ellas, pero se consciente de lo que sientes.
4.- Si crees que no puedes con lo que te ocurre, intenta recurrir a recuerdos de situaciones de tu pasado, donde tenías retos y los pudiste superar.
5.- Este es el mejor momento para echar mano de la fe. Aunque no entiendas o no sepas hacia dónde vas, Dios (o como lo quieras llamar) te guía, protege y te cobija.
6.- Si el reto es muy complejo y no sabes cómo resolver la situación, pide ayuda.
Para finalizar, quisiera hacer una oración por ti. Ojalá sepas de tu fuerza interna. Encuéntrala y aférrate a ella al transitar por cualquier momento difícil que la vida te presenta.
¡Dios te bendice!
Nota: Para artículos sobre este y otros temas de la misma autora, también puedes visitar www.carlaacebeydesanchez.com
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