viernes, 15 de marzo de 2019

Que la mejor idea gane

Una vez que el flujo de creatividad comienza a correr por los pasillos de la organización, es el momento de preguntarse ¿qué hacer ahora? ¿qué va a suceder con las ideas? La mayor parte de las empresas aún no han dominado el valioso arte de crear un medio donde gane la mejor idea, independientemente de dónde ésta se origina.

Muchas ideas que pueden ser grandes en potencia, sufren de ciertos obstáculos que impiden que surjan:
- La secuestran en alguna parte del proceso que la lleva a la cima. El pensamiento que la originó comienza a frenarse.
- Se desvanece la magia. En ese ascenso le quitan los filos agudos, la limitan hasta que no significa nada. El pensamiento se frena aún más.
- Queda relegada. Alguien conceptúa que la idea carece de mérito. Lo hace porque siente que significa una amenaza y la idea cae en el olvido. Se han sembrado ya las semillas para la destrucción de la organización.

Sin embargo, existen seis tácticas para asegurar que las personas sigan pensando:
- Dejar el ego en la entrada. Muchos gerentes se hallan sujetos a patrones de autoritarismo.
- Dar voz a todos, luego escucha. Establecer y mantener un diálogo con todos los niveles de la organización.
- Hacer muchas visitas de ventas. Pasar tiempo periódicamente sobre el terreno con los vendedores y con los clientes.
- Premiar grandes ideas, de maneras diversas y sustanciosas.
- Formar equipos para proyectos. De esta forma, se deja poco espacio para el ego y mucho espacio para que se expongan ideas.
- Reconocer los aportes diariamente. Instituir el ritual diario de elogiar a los empleados públicamente por su modo de pensar. Quien ahonde lo bastante hallará buenas noticias todos los días.

Evaluación de ideas
En este punto, se debe evaluar rápidamente la posibilidad de éxito de una idea, con la finalidad de minimizar el riesgo de fracaso y de maximizar la calidad de la misma, ya que la mayoría de las personas de negocios, cometen el error de sobreestimar la facilidad con que se puede alcanzar un objetivo enorme y de subestimar los recursos (personal, tiempo y dinero).

Las empresas creativas más rápidas del mundo pasan las ideas por las siguientes once preguntas:
¿El éxito descansa sobre la teoría del “tonto” más grande?
La teoría presupone que siempre hay alguien más tonto. Quién pagará la fianza; comprará una parte o simplemente pagará más de lo que usted pagó.

¿Estará nadando contra la corriente?
A veces se presenta una idea o un negocio que tiene posibilidades, pero sencillamente es demasiado difícil. Si bien la perseverancia es un rasgo admirable, llega un momento en que debemos saber decir “basta”.

¿Está apostando la empresa?
Deben tener el balance general limpio. Si una sola transacción puede hacer peligrar la empresa, no es inteligente proceder.

¿Alguien ha verificado los cálculos matemáticos?
Los más importantes son: cuánto le cuesta a la empresa la adquisición de un cliente, cuánto va a gastar un cliente, cuánto quedará una vez descontados todos los costos y los servicios de la deuda.

¿Cuál es el plan B?
No todas las transacciones, ideas e iniciativas salen adelante. Fracaso idiota vs. Fracaso noble: se debe tener un plan de contingencia para responder a un fracaso inicial.

¿Será cosa buena aunque...?
Aunque no se logre el objetivo final, debe lograrse algo provechoso. Se debe planificar una línea de operaciones que ofrezca más de un objetivo.

¿Es algo que nos va a distraer?
Hay que evitar desatender su negocio y/o producto principal. Si existe tal posibilidad, hay que rechazar la idea.

¿Puede hacerse por menos?

No perder el tiempo en un borrador de presupuesto (presupuesto irreal). Los recortes radicales de costos suelen generar sorpresas en la innovación y nuevas oportunidades.

¿Se está reviviendo el pasado?
Anotar toda decisión operativa y seguir asiduamente el rastro de los resultados. Así se evita cometer el mismo error por segunda vez y se puede plantear el tema de los fracasos imprevistos que han surgido. También se aprende de las sorpresas agradables, de éxitos pasados. Si no se analizan los éxitos y fracasos pasados, esto actúa como un freno en el proceso de toma de decisiones.

¿Es una decisión para enaltecer el “ego”?
El ego puede hacer una mal jugada y es un lujo que viene mal en los negocios. Los recursos son preciosos y deben preservarse y reservarse para la transacción con mayor probabilidad de traer beneficios económicos.

¿Hay barreras para permitir la entrada a otros?
Mantener alejada a la competencia y conquistar ventajas desde el comienzo. El plan debe permitir la existencia y la creación de barreras para obstruir la entrada de otros al negocio.

Tomado del libro "Genialidad Creativa" del publicista Manuel Infante.