martes, 11 de junio de 2019

Aprender a meditar te da grandes beneficios

¿Quieres bienestar? Pues el bienestar integral siempre es el resultado de procurarse bienestar interno y eso puedes lograrlo al meditar. ¿No sabes cómo? En este artículo comparto mi experiencia con la meditación. Para mi ha sido un largo camino que me ha dado grandes beneficios.

Meditar no era para mí.
Fui una persona muy activa, hacer, hacer y no parar. Entonces cuando empecé mi camino de crecimiento personal y comencé a experimentar con la meditación, fue impresionante. En un momento estaba totalmente activa, despierta y alerta. Pero al momento siguiente, al sentarme en la posición que sugerían y empezar a respirar lento y profundo, parecía que me hubiesen puesto una anestesia, me dormía inmediatamente. No podía mantenerme despierta y en quietud.
Era como si en mi hubiesen dos estados, o muy activa, con un cohete saben donde; o dormida. Después de mis primeras frustrantes experiencias, concluí entonces que no podía meditar.

Hay distintas formas de meditar.
Luego conocí la meditación activa. Osho, un maestro hindú la creó precisamente para personas como yo, inmersas en este mundo moderno donde la quietud es rara. Así, propuso distintos tipos de meditación mientras hacías ciertos movimientos. En la medida en que te concentras en estos, estás presente y te relajas. Practiqué varias que me encantaron y eventualmente sigo haciendo alguna. Una de las que más me gusta es No Dimention. Creo que para mi esta opción fue una transición perfecta.
Hay otro tipo de meditación que conocí, se llama contemplación. Es con los ojos abiertos, mientras observas -tan presente como puedas estar- algo que tú elijas, como por ejemplo una hoja o flor. Centras toda tu atención en aquello que miras, soltando todo pensamiento distinto a lo que observas. Por ejemplo si es una hoja, detallas su forma, sus líneas, el color, el brillo, si tiene rocío, etc.
Si bien no soy un experta en este tema, en mi experiencia he conocido tres formas de meditar: las dos anteriores más la meditación que haces en quietud y con los ojos cerrados de la cual hablaré otro poco, más adelante.

Tengo tantas cosas que hacer, ¡meditar es una tarea más!
En mi mente lineal y con tareas por cumplir, pensaba que no podía dedicar esos 10 ó 15 minutos a meditar. Siempre tenía una gran lista de pendientes y no lograba encajar ese hábito en mis costumbres de vida, a pesar de que sabía lo valiosa que era.
¿Quién diría que siendo tan dormilona, hoy prefiero despertarme media hora antes para tener el tiempo necesario para oraciones, ejercicios mentales y meditación? Pues ¡así de bien me siento meditando!. Estoy absolutamente convencida que es una de las actividades más importantes de mi día.
Ahora, llegar hasta aquí fue un proceso, porque tuve que superar esa idea de que no tenía tiempo para ello. Sólo una vez que experimenté los beneficios de meditar, fue que decidí darle prioridad en medio de mis innumerables quehaceres. Cambié la forma de verlo y decidí que ese tiempo era la inversión que hacía en mi día para tener paz, estar más relajada, centrada y creativa. Podía ver cómo en la medida en que hacía la meditación parte de mi rutina, surgían mejores ideas, soluciones y eso me permitía hacer mejor mi trabajo, ahorrando incluso tiempo para otras actividades.
Allí pude sentir que el tiempo no es lineal, sino cuántico. Mientras me tomo el tiempo que necesito para estar bien, más tiempo tengo para lo demás.

¡Ahh la paz, qué maravillosa sensación!
Mis maestros hablaban de sus experiencias y beneficios y ello me inspiraba a querer meditar. Así que seguí insistiendo. ¡Y lo logré! Ahora que esta disciplina forma parte de mi vida, puedo decirte que se siente muy sabroso. La calma que sientes mientras meditas se extiende al resto del día, a tus relaciones y a toda tu vida. Además tu mente está más lúcida y ciertamente la creatividad muy activa. Me ha ayudado mucho también para mejorar mi intuición. Porque ésta requiere que estés en tiempo presente para recibir las señales e información y eso lo logras meditando.

¿Cómo meditar?
Primero pongo una alarma a los 10 ó 15 minutos para no estar pendiente del tiempo. Luego, lo más sencillo para mí es sentarme con la espalda recta o acostarme. Cierro los ojos y respiro lento y profundo, todo el tiempo. Uso mi respiración como punto central para enfocar mi atención. Percibo cómo el aire entra y sale de mi cuerpo, oigo el ruido de mi respiración. Siento mi pecho subir y bajar e incluso el roce de mi ropa cuando hay ese movimiento. Todo es para estar presente, totalmente enfocada en el ahora.
Recuerdo que me sentía frustrada porque me distraía mucho y llegaban muchos pensamientos mientras trataba de meditar. Creía que lo estaba haciendo mal porque para mi meditar era no pensar. Pero uno de mis grandes maestros Bob Mandel, me dijo que todo eso formaba parte de la meditación. Así que lo que hago al darme cuenta que me distraje, es regresar a mi respiración que es lo que elegí como punto de atención.
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Nota: Para artículos sobre este y otros temas de la misma autora, también puedes visitar https://carlaacebeydesanchez.com